2024-11-21
You are here: HomeNews CB-27: recomendaciones, libertad y demagogia
CB-27: recomendaciones, libertad y demagogia
Que la CEPT, por fin, acuerde una norma única para toda Europa es bueno para la movilidad de equipos y usuarios de Banda Ciudadana,
aunque no aporte ninguna novedad a lo ya regulado en España, que contempla esas mismas frecuencias
y potencias desde hace tiempo.
Ahora bien, que algunos profetas, de obscuros objetivos, sólo subrayen una mala traducción del concepto "sin licencia"
de la recomendación, pero obvien los inconvenientes, y encima publiquen con descaro las actividades que organizan
fuera de los 40 canales legalmente establecidos, dice bastante de su bajo perfil y falta de sentido de la
responsabilidad ante la Administración, a la que después reclaman.
Pero veamos cual es el meollo del asunto...
La EN 300 135 y la EN 300 433 (según su nomenclatura definitiva aprobada por la
CEPT
el 24 de junio del 2011 y que debía entrar en vigor este 1 de octubre) son básicamente dos estándares técnicos sobre los equipos de CB-27,
que han de facilitar a los fabricantes un criterio único que sirva para todo el continente y que podríamos resumir así:
40 canales simplex (de 26.960 a 27.410 MHz)
4 W en AM y FM, 12 W PEP en SSB.
Y añade la recomendación:
"que las administraciones pertenecientes a la CEPT deberían eximir a los equipos de radio de Banda Ciudadana,
afectados por la presente Decisión, de la necesidad de una licencia individualizada".
Algo que precisamente ya se incorporó al vigente Reglamento de CB-27 con las
modificaciones introducidas a principios del año pasado (2010),
desapareciendo la licencia por equipo y dando paso a la autorización a la persona.
¿Qué más se puede pedir? Pues que dicha autorización sea gratis o casi, algo que desde FEDI-EA y otras asociaciones del sector
se viene reclamando hace tiempo y que, lamentablemente, deberá esperar, al menos, un año más, dada la coyuntura política.
Es decir, con las elecciones generales en ciernes (20-N), teniendo en cuenta que hasta mediados de diciembre no se constituirán las Cortes y que,
en el mejor de los casos, el nuevo Gobierno comerá el turrón en la Moncloa, pero no le dará tiempo a presentar la Ley de Presupuestos Generales
del Estado del próximo año antes de las uvas, se prorrogarán automáticamente los actuales presupuestos y
empezaremos el 2012 con las mismas tasas, pero añadiendo el IPC.
Pero, ¿para qué sirve esa autorización que, a fecha 30/09/2011, han abonado 110.897 usuarios de CB-27?
¿Qué perderían si se suprimiese?
De entrada, no existiría esa estadística que mantiene la
SETSI
y que nos permite saber cuantos somos y cuantos vamos perdiendo (o en un futuro ganando, después de haber tocado fondo).
Porque, en caso de querer reivindicar cualquier asunto a la Administración,
¿reclamaríamos con la fuerza de esos cientos de miles o como sólo los cuatro amiguetes de turno?
Y si el vecino dice que haces interferencias o no le caes bien a la comunidad, ¿qué papel te ampara en la práctica de tu afición favorita?
¿O es que no ha servido a más de uno ampararse en la autorización concedida, e incluso en la Ley de Antenas, para ir a los tribunales a defender
el derecho a instalar la suya? ¿Acaso debemos conformarnos sólo con el uso en "barra móvil" o en "barra pesada"?
Pero algunas voces discordantes, cuya agrupación carece de personalidad jurídica alguna, tuvieron la desfachatez de enviar sendos correos
a diversas empresas del sector, anunciando haber recogido 3.000 firmas para la supresión de dicha autorización, pidiendo su adhesión y quién sabe
si algo más.
Meses más tarde, la Administración confirmaba que la cantidad de firmas realmente recibidas era tan sólo de unos pocos cientos,
la mayoría provinientes de personas totalmente ajenas al Servicio CB-27, por más que nos merezcan todos los respetos.
Cabe recordar que, en la normativa actual, ya está contemplada la utilización sin autorización de la CB-27 bajo la denominación de "uso común",
la cual tiene como limitación 100 mW, potencia más que suficiente para mantener contacto entre vehículos cercanos o entre diversos excursionistas
en plena montaña.
Pero si alguien siente nostalgia de sus tiempos de "pirata", es libre de actuar como tal, pero bajo su propia responsabilidad.
A los demás que nos deje tranquilos y no pretenda cambiarnos las reglas del juego, que nos favorecen más que nos perjudican.