¿Qué sentido tiene hoy en día esta frase, cuando el modelo de UNA UNICA asociación por país está ya superado?
Porque, aunque muchos creen, o desean creer, que el Servicio de QSL es un "servicio universal",
en realidad es un monopolio, light en algunos países, pero hermético en el nuestro,
donde la consigna sigue siendo "la vaquiña, por lo que vale".
¿Te gustaría conocer como funciona el bureau en otras partes del mundo?
"Que se jodan", es la traducción corta y concisa que hace EA1RF, en su artículo
"Tráfico de QSL",
del popular dicho gallego que tan reiteradamente acuñó durante su mandato: "a vaquiña, polo que vale".
Y es que, aquí y ahora, la URE sigue considerando este servicio como exclusivo para sus socios
(que no olvidemos son sólo un 25% del total de radioaficionados españoles), motivo por el cual los corresponsales
extranjeros ven cada vez más disminuidas las probabilidades de que sus QSLs lleguen al destinatario final, con el
consiguiente desprestigio para el sistema tradicional de bureaus de la IARU.
Porque no está nada claro si las QSLs no entregadas se retornan al remitente original, con el correspondiente costo de
envío que debe soportar la sociedad miembro receptora, o se destruyen, contraviniendo, en cualquier caso, la resolución
85-9 de la IARU, tomada en Auckland en 1985, y que aboga por "entregar las QSLs recibidas a aquellos no-socios que
satisfagan el coste del servicio".
Pero en España, su representante, la URE, ni tan siquiera contempla esta posibilidad:
"si quieres QSLs, tienes que ser socio, sino nada".
Lo que no se sabe es que tipo de embuste han inventado esta vez para no aparecer en la lista de países con el
servicio de entrega restringido a sus socios, que publica la ARRL en su web y en la que aparecen:
Dinamarca, Francia, Alemania, Hungría, Italia, Japón, Mónaco,
Noruega, Polonia, Portugal, Rusia, Sudáfrica, Suecia y Zambia.
Pero en el mundo anglosajón tienen otra mentalidad y los bureaus se gestionan con otro estilo. Ejemplo de ello
es el funcionamiento de la
ARRL, la
RAC o la
RSGB,
donde no es necesario ser socio de las mismas para poder recuperar
las QSLs que llegan para uno, ya que basta con enviar un SASE (sobre autodirigido y franqueado) al bureau de
entrada.
Para más sofisticación, la canadiense RAC incluso contempla métodos "prepago" para evitar estar enviando SASEs arriba
y abajo cada dos por tres.
Bureau de Entrada - Bureau de Salida
Sorprende la estructura organizativa que tienen algunos de estos países, que separan totalmente las dos
funciones: de entrada y de salida, incluso a veces con direcciones postales distintas.
No menos sorprendente es la nota que advierte sobre la no gestión del tráfico interno nacional. En EE.UU. se excluyen
los 48 estados contiguos y sólo se acepta para Alaska, Hawai, Puerto Rico y otros territorios de ultramar.
Otra curiosidad: mientras algunos países tienen "tarifa plana", es decir, en la cuota de socio está incluido el envío
de un número ilimitado de QSLs; en otros, el tráfico de QSLs es un servicio extra que no está incluido en la cuota de socio,
aunque goza de precios preferentes, y su coste es proporcional al número (o peso) de tarjetas enviadas.
Como ejemplo de este último caso tenemos a la ARRL, que por 5 $ ofrece a sus socios la posibilidad de mandar media
libra (225 gr) de tarjetas (unas 75) a cualquier parte del mundo.
Aunque los socios con poco tráfico, también pueden optar por envíos más económicos: 10 tarjetas por sólo 1,5 $.
Apasionante tema el de los bureaus, que seguro dará más que hablar próximamente, pues se abre un horizonte de
posibilidades, más allá de la actual opción de que "unos muchos estén pagando la fiesta de otros pocos",
corruptela incluida.
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