2024-12-26
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La increíble teoría de las antenas crecientes
"Hecha la ley, hecha la trampa" es el eslogan de una sociedad, la nuestra, que ha aprendido a
sobrevivir a la (¿mala?) gestión de una Administración que no le escucha y le da la espalda.
Presentamos a continuación algunas ideas para disponer de la instalación de antenas de nuestros sueños,
con el mínimo de inconvenientes.
Consejos útiles para ser radioaficionado sin morir en el intento, aplicando paciencia, sentido del humor y lecciones
que nos da la propia naturaleza, como el crecimiento de las plantas cuando llueve (o se riegan).
Ese es el enfoque que debemos dar al asunto cuando, una vez aprobado el examen de radioaficionado, recibido el diploma
de operador y asignado el indicativo (autorización), nos dispongamos a solicitar la "licencia de estación":
actuar como quien planta una "semilla", que con el tiempo se puede hacer enorme e incluso multiplicarse.
Esa "semilla" consiste en plantear el proyecto de nuestra primera instalación de antenas lo más sencillo posible,
mejor si consta sólo de un tramo de mástil y una vertical de VHF, por ejemplo.
Como sabrás, el trámite de
"licencia de estación"
no cuesta dinero (no tiene tasa asociada), se puede repetir las veces que uno quiera, pero tiene
un peligro: que la Jefatura Provincial de Inspección de Telecomunicaciones (JPIT)
no la considere una instalación "simple" y obligue a efectuarla a una empresa instaladora, lo cual disparará el presupuesto
y nadie quedará contento: ni el radioaficionado, porque no será exactamente como él la quería; ni el instalador,
que, lo más probable, no estará especializado en lo nuestro y, encima, deberá aguantar las "manías" del radioaficionado.
Mal negocio para ambos.
Es recomendable conseguir, a toda costa, que nuestra primera instalación sea "simple", también para minimizar
el impacto con los vecinos.
Una vez tengamos perfectamente legalizada nuestra primera estación y la comunidad esté acostumbrada a que la antena
forme parte habitual del "paisaje urbano", podemos ir dando rienda suelta al espíritu experimentador que llevamos
dentro, realizando pequeños cambios, por ejemplo: añadir otro tramo de mástil, desplegar un dipolo de hilo, etc.
En este sentido, cabe destacar lo que recoge el Reglamento de Radioaficionados 2006:
Artículo 28. Modificación de las instalaciones.
Una vez obtenida la licencia de estación de aficionado, su titular queda autorizado para realizar con carácter experimental cualquier modificación en las instalaciones y equipos que componen la estación. En el caso de que dichas modificaciones se introduzcan con carácter permanente, el titular de la licencia deberá remitir a la AER, en el plazo de treinta días, la documentación complementaria a la prevista en el artículo 23 del presente Reglamento, con inclusión de las modificaciones introducidas.
No obstante lo especificado en el párrafo anterior, cuando concurriesen circunstancias que, a juicio del titular de la licencia, aconsejasen el cambio de ubicación de la antena, deberá solicitarlo a la AER utilizando el mismo procedimiento que si se tratase de la primera instalación.
Los hay que llevan más de 30 años experimentando sin haber alcanzado aún el estatus de "permanente" (hi), lo cual,
no sólo es perfectamente comprensible, sino también legal. Allí donde hubo inicialmente una simple "ground plane" en
lo alto de un mástil, quizás hoy haya una torreta con varias antenas, rotor, etc.,
pero aún no es la definitiva, quedan muchas pruebas por hacer...
La experiencia nos demuestra la plena confianza que se puede tener en los radioaficionados, que miman sus antenas como
nadie y que, en ningún caso, desean comprometer la seguridad de personas y bienes, aunque dispongan de un
Seguro de Antenas, por otra parte obligatorio.
Esperamos que estos consejos os sean de utilidad, que,
de hecho, no son tan originales, pues es lo que hemos hecho la mayoría de nosotros, empezando poquito a
poco, desde jóvenes, con presupuesto reducido.