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Actualizada Viernes, 17 Octubre, 2008 17:57 © Radio-Noticias redaccion.coruna@radionoticias.com
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TELECOMUNICACIONES
Radioaficionados, cuantos menos mejor
Así reza el lema de Carlos Carrascal, un altanero funcionario para quien todo lo que suene a radioaficionado, prensa incluida, queda muy lejos de su estatus profesional, mucho más acorde con otros sectores sociales que, imagina, son de superior nivel.
17 de octubre de 2008

En cierta ocasión un importante funcionario de Telecomunicaciones confesó a Radio-Noticias: «Los radioaficionados no nos interesan, precisan medios y recursos para su gestión y no producen nada para la Administración, son todo gastos y molestias». Estamos ahora ante un heredero de ese pensamiento.

El objetivo real de Carlos Carrascal es reducir al mínimo el número de radioaficionados en España. ¿Cómo conseguirlo? Ayudando al descenso natural en esta actividad con medidas como:

La reducción del número de exámenes anuales. Menos oportunidades, menos operadores. En caso de protesta siempre se puede argumentar que como se presentan pocos, dos convocatorias al año se estiman suficientes. Se oculta la valoración lógica del ciudadano: si se tiene que esperar tanto tiempo para hacer un examen el interesado se desanima o se vuelca en otra actividad. Objetivo conseguido, un radioaficionado que no llega a nacer.

Indicativos especiales. Los fines de semana, tiempo de ocio para la mayoría, se dan cita muchos aficionados en las distintas bandas. Unos buscan contactos nuevos y otros los ofrecen a fuerza de hacerse kilómetros y pequeños - grandes - esfuerzos por activar indicativos especiales. Un pasatiempo inocuo e inofensivo boicoteado de una sencilla manera. Se terminaron los indicativos obtenidos de forma fácil, para tener uno especial hace falta el respaldo de un organismo oficial, como si éstos no tuviesen otra cosa que hacer que atender a radioaficionados para semejante minucia, y si no que se lo pregunten al propio Carrascal. Qué haría él y cómo trataría, por ejemplo si fuese alcalde, a un radioaficionado que le fuese a pedir directamente apoyo para conseguir un indicativo para las fiestas de su pueblo. La respuesta es sencilla: si no hace caso a nadie ahora, siendo su obligación, menos lo haría sin tenerla.

Cuando en un organismo oficial se pide ayuda para obtener un indicativo especial no acaban de entender la razón. La respuesta general es que es algo ridículo. Solamente se trata de un indicativo para pasar un rato, unas pocas horas; sólo eso. Se sigue alimentando la burocracia y el magnificar las cosas para que el aficionado se retraiga.

Burocracia. Y ya que hablamos de burocracia, qué decir de la necesidad de pedir permiso para emitir con un indicativo especial cada vez que éste se activa. Es decir, si un club quiere usar una llamada determinada cuatro veces al año no puede pedir permiso para esas cuatro veces, deberá hacerlo independientemente para cada una de ellas. Más obstáculos no se pueden poner, y pensar menos también es difícil.

Repetidores. Carrascal es de los que dicen que está dispuesto a que los radioaficionados usen «nuevas tecnologías». Aparte de contentar con ello a los más ingenuos, lo que consigue es retirarlos del espectro (su querido y cuidado espectro, del que se confiesa acérrimo protector). Un radioaficionado entretenido con EchoLink y sistemas similares es un radioaficionado menos en el aire. Idéntico en cuanto a repetidores digitales: ocupan frecuencias poco molestas, con pequeños alcances y al final se acaba usando un sistema de comunicaciones por Internet. Todos contentos.

A esto hay que añadir los problemas que existen en determinados lugares de España para instalar repetidores convencionales.

Instalación de antenas. La vaguedad con la que se recoge este asunto en la reciente normativa es propia de alguien que se expresa muy mal, como ya hemos comentado otras veces de Carrascal, y que además quiere poner en el aire una pequeña «amenaza» (ilegítima desde un punto de vista legal): no se concreta qué se debe hacer y cuándo. Las instalaciones de aficionado no son todas iguales; hay verdaderos monstruos de antenas, hay «hilillos» y hay muchas cosas intermedias. Eso hay que regularlo todo, no se puede dejar a discreción de un funcionario qué hacer en cada momento, a un funcionario no se le da nunca esa potestad; las relaciones sociales se rigen por leyes no por la discrecionalidad de un funcionario. Eso es otorgarle un poder muy superior al que le corresponde y seguro será origen de problemas.

Por otra parte, ¿dónde hay instaladores autorizados para estaciones de aficionado y cuántos hay? Carrascal es de los que se cree que Madrid es España; no, en Villaconejos de Abajo un radioaficionado no va a encontrar un instalador autorizado.

Toda normativa que sale del funcionario Carrascal está pensada a medias, mal redactada, es incongruente e, incluso, muchas veces borda el ridículo.

Nos es imposible aportar a los lectores un contraste de opiniones con Carlos Carrascal sobre lo comentado. A lo largo de año y medio hemos intentado innumerables veces que el «ingeniero» nos diese su punto de vista sobre todo ello, pero sistemáticamente se ha negado a contactar con esta revista.

Nuestros columnistas: "Hasta cuándo funcionarios prepotentes" (febrero 2007).
Nuestros columnistas: "Un ignorante en Telecomunicaciones" (febrero 2007).
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Carlos Carrascal
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