A pesar su prepotencia y altanería, este funcionario apodado «el ingeniero» se quedó sin palabras.
La
dirección de Radio-Noticias ha vuelto a solicitar al Director General
de Telecomunicaciones que llame la atención a Carlos Carrascal, el
funcionario que manifestó a esta revista su desprecio por los
radioaficionados y por esta publicación y que durante año y medio se ha
negado a facilitar ningún tipo de información sobre las actividades de
su departamento
Carrascal, que durante ese tiempo ha
evitado cualquier tipo de contacto con periodistas de Radio-Noticias,
ha dado la callada por respuesta. Ante la invitación, este jueves, a
que ejerciera su derecho de réplica por las informaciones aparecidas en
esta web no dijo ni una sola palabra.
Un segundito
Esta
vez Carrascal sí quiso ponerse al teléfono. Ya no le queda más remedio.
Nervioso y afectado, como el personal de su departamento, no fue capaz
de decir absolutamente nada en su defensa ni en contra de las
acusaciones de despreciar a los radioaficionados y de no dar ningún
tipo de información a Radio-Noticias desde principios de 2007.
Con
la intención de concederle el derecho de réplica volvimos a llamarle.
Quien contesta nos dice que van a avisarle. Quizá esté ya tomando su
café. Son poco más de las 10 de la mañana, pero para él seguro que es
buena hora. Pasan veintiún segundos y una voz nos pide, «un segundito
por favor». El segundito se transforma en 101 segundos, los que tarda
Carrascal, nervioso y mal interpretando un tono militar, en pedir al
periodista que se identifique, después de que éste le dijese que
llamaba de Radio-Noticias. El periodista responde y a continuación le
dice: «Sólo una pregunta, es para saber su opinión sobre la información
que hemos publicado en Internet». Silencio, Carrascal no habla. El
periodista sigue: «Me había olvidado de que ya me dijo un día que usted
no lee», le recuerda, e insiste: «¿No se ha enterado?».
Largo
silencio. Carrascal, el del tono militar, está KO. Como quiera que el
funcionario es incapaz de articular ni una palabra, el periodista
sigue: «Bueno, pues era solamente para esto». Es entonces cuando «el
ingeniero» intenta soltar su discurso y pide, «escúcheme un momento».
«No, escúcheme usted», le advierte el periodista, «era solamente», y
recalca lo de solamente, «para que tuviera usted la ocasión de replicar
la información». El funcionaro intenta de nuevo ir a su terreno y ruega
otra vez al periodista que «le escuche un momento». Irónico Carrascal;
durante un año y medio no ha querido ponerse al teléfono con nadie de
Radio-Noticias y ahora le urge que le escuchen. «No le voy a escuchar
ningún momento», le asegura el periodista, «solamente era para eso».
No
hubo réplica. Ahora Carrascal, el funcionario ingeniero, sabe que hay
medios de prensa en el sector de la radioafición. El solito se ha
cerrado la puerta y se ha pillado los dedos. Lo mejor de todo es que
quizá coja el hábito de leer. Qué bien le viene.