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Radioaficionados, ¿especie en peligro de extinción?

Más de 11.000 radioaficionados perdidos en el último año (2007). Casi la misma cantidad de bajas que en toda la década anterior. ¿Va a dar la Administración alguna explicación a estas cifras? ¿Alguna excusa? ¿Alguna solución? ¿Alguna dimisión? ¿O acaso piensa que todo lo ha hecho bien, que no tiene porque darle más vueltas o que nos quedaremos cruzados de brazos viendo esta sangría constante?

Las cifras oficiales son elocuentes: mientras en España (línea azul en el gráfico) el número de radioaficionados cae en picado, en el Reino Unido (línea roja) hace ya algunos años que iniciaron su recuperación.

Sospechosamente, esta devacle se produce justo un año después del "magnífico" Reglamento de Radioaficionados del 2006, que, a la vista de los resultados, quizá no fuera tan bueno como nos quisieron vender.

Pero lo peor es que no vemos cambios de actitud que nos aporten esperanza de mejora, ya que su autor, Carlos Carrascal, Vocal Asesor de Telecomunicaciones, mientras DICE estar abierto "a participar en los congresos, seminarios o encuentros que celebre cualquier otra asociación de radioaficionados", lo que HACE es dar la espalda a esas otras asociaciones y desperdiciar la oportunidad de participar en el mayor de dichos eventos: merca-HAM 2008, al que fue invitado y ni tan siquiera se tomó la molestia de avisar de su desplante.

Y por si todo esto fuera poco, la cantera que supone la CB-27 ha perdido 66.917 licencias, casi un 30%. En total más de 8 millones de euros que el Estado ha dejado escapar.

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