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Entre el Estado de Derecho y el pito del sereno...

Para ser Radioaficionado, uno tiene que superar un examen, en el que se exige conocer la "normativa reglamentaria" del sector, básicamente compuesta, a nivel nacional, por: el Re­gla­men­to de Radio­afi­cio­na­dos, la Ley de Antenas y el Real Decreto que la desarrolla; todo ello con­ve­nien­te­mente publicado en el BOE.

Hasta ahí todo parecería correcto, sino fuera por la sospecha de que existen más normas, inaccesibles al pueblo llano, que se van esgrimiendo para decir NO, a medida que uno pide algo. Sutil.

Ignoramos si dichas normas están previamente escritas o se improvisan sobre la marcha, pero sí parece cada vez más claro, que deben ser secretas, pues, a pesar de presumir de transparentes y no discri­mina­to­rios, no hemos conseguido que el Ministerio nos las facilite.

Por poner algún ejemplo, el caso del colega que solicita un indicativo con sufijo de dos letras y le dicen que debe "acreditar cinco años de práctica en la radioafición internacional" presentando tarjetas QSL, pero que no aceptan QSLs electrónicas. ¿Quién dice eso y dónde está publicado?

O el más reciente de, al pedir un indicativo temporal con más de una cifra en el distrito, recibir como respuesta de Telecomunicaciones que eso "sigue en suspenso, excepto en algún caso muy excepcional". ¿Mandeee? ¿Quién ha suspendido la Orden Ministerial del Reglamento, aunque sea en parte? ¿Dónde se ha hecho oficial? ¿Qué se necesita para ser un "caso muy excepcional"?

Preguntas sin respuesta todas ellas, que nos dejan en la indefensión más absoluta.

Con este panorama, no nos extraña que cada uno haga de su capa un sayo...

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Gehiago Berriak.