2024-12-21
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Taller de telegrafía: el código Morse
Descubre el encanto y la sencillez de este sistema de transmisión sin hilos tan antiguo, pero tan efectivo,
y envia tus primeros mensajes a distancia.
Inventado en el siglo XIX, aún hoy goza de gran popularidad entre los radioaficionados,
pues lo consideran el mejor modo cuando las condiciones son adversas: ruido, señales débiles, equipos estropeados, etc.
Un sonido corto (representado por un punto), un sonido largo (raya) y el silencio son los elementos básicos
de este alfabeto. ¿Sabrías decir tu nombre en Morse? ¿Y el famoso SOS del hundimiento del Titánic?
¿O descifrar la baliza que emite el aeroclub de Sabadell en 367 KHz AM?
Es inevitable la tentación de probar a enviar la primera palabra en Morse muy atentos a los puntos y rayas de sus
letras, como también lo es la satisfacción de haberlo conseguido.
Si el tema nos despierta interés, intentaremos progresar y estudiar alguno de los distintos métodos para aprender
telegrafía, que se basan en memorizar los sonidos y su cadencia, como si de música se tratara.
Ya no se habla de puntos y rayas, sino de "dit" y "daa".
Ahora que ya no es obligatorio para el examen, puede despertarnos nuestra curiosidad más pura y el deseo de probarlo.
Antes de intentar el primer QSO, quizás deseemos algo menos comprometido, como escuchar las balizas de la banda de
10 metros (alrededor de 28,200 MHz), que repiten una y otra vez, a velocidad baja, el mismo texto, normalmente
indicativo, locator y ciudad. Además podemos llevarnos la sorpresa de que se abra la propagación y la baliza
decodificada sea de un país lejano.
El siguiente paso puede ser empezar a buscar estaciones de radioaficionado en los segmentos de CW, dentro de los cuales
existen frecuencias específicas para baja velocidad.
Como siempre, aplica la máxima de nuestra afición: "escuchando se aprende".
No hay que tener miedo a pedir QRS (más despacio) al principio, la mayoría de corresponsales son conscientes de cuando
ellos mismo comenzaron.