Con motivo de la sentencia sobre el recurso presentado por la Federación Digital EA (FEDI-EA) al
último Reglamento de Radioaficionados, pero también por la actitud corporativista de algunas JPIT, que exigen instalador de
telecomunicaciones homologado para cualquier instalación, por más simple que sea, dedicamos esta sección monográfica a
las antenas y su problemática.
Sólo añadir que, por la deriva que ha ido tomando todo este asunto, hemos decidido presentar Recurso de Casación ante el Tribunal Supremo.
Este ha sido el fallo, y nunca mejor dicho, de la Audiencia Nacional sobre el Recurso Contencioso-Administrativo
que interpusimos contra el Reglamento de Radioaficionados del 2013.
Pero como no hay mal que por bien no venga, muchas son las dudas que se aclaran a lo largo de su redactado,
dándonos la razón en algunos aspectos, aunque sin reconocerlo.
Veamos cuales son...
Como curiosidad, y por necesidad del guión, ofrecemos hoy un repaso histórico de la normativa que nos ha venido afectando
como "instaladores" de nuestras propias estaciones en el pasado. ¿Preparado para viajar en el tiempo?
"Hecha la ley, hecha la trampa" es el eslogan de una sociedad, la nuestra, que ha aprendido a sobrevivir
a la (¿mala?) gestión de una Administración que no le escucha y le da la espalda.
Presentamos a continuación algunas ideas para disponer de la instalación de antenas de nuestros sueños,
con el mínimo de inconvenientes.
(Actualizado a 19/10/2015)
Fuentes oficiales nos confirmaron que, hace algunos años, hubo un par de siniestros en los que la compañía de seguros
hizo sentar en el banquillo a sendos Jefes Provinciales de Inspección de Telecomunicaciones (JPIT) por su presunta
responsabilidad sobre las respectivas instalaciones aprobadas...
Las dificultades que encuentran hoy en día los nuevos radioaficionados para instalar sus propias antenas,
principalmente por la exigencia de Telecomunicaciones a que lo haga una empresa homologada,
han hecho agudizar el ingenio a más de uno, dando lugar a curiosas aplicaciones, al límite del Reglamento.
Puede parecer una modalidad un tanto arriesgada, pero es de las pocas alternativas que tienen algunos para estar en el aire.
Hubo un tiempo en que ser radioaficionado era lo más de lo más.
Teníamos una Ley que nos reconocía el derecho a instalar la antena, muchas bandas, el tráfico de QSLs organizado a nivel
internacional, un examen que nos daba caché, etc.
Pero ahora somos una panda de pringaos: tenemos que pagar una autorización, no podemos instalar nuestras propias antenas,
estamos amenazados de sanción (50.000 €) si no declaramos la estación, mientras los cebeístas campan a sus anchas,
con antenas tanto o más grandes. Y además, ¡todo legal!