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Radioaficionados: ¿clientes o protagonistas?

A la vista del nuevo Reglamento, uno podría llegar a pensar que el legislador pretende convertirnos en meros consumidores que se limiten a: comprar los equipos, pagar a una empresa especializada para que les instale las antenas, y pulsar el botón para hablar. ¿Es esto la radioafición? ¿Es esto lo que queremos que sea? ¿Acaso se ha equivocado de colectivo? ¿O somos nosotros los que no hemos asumido el rol que nos "corresponde" en este siglo XXI?

El Servicio de Aficionados, tal como se nos describe en la nomenclatura internacional, no está compuesto de operadores y usuarios, no, donde los primeros, potentes grupos empresariales que buscan un beneficio económico, ponen una serie de infraestructuras a disposición de los segundos a cambio de un precio.

El nuestro es un Servicio sin intermediarios, reiteradamente proclamado sin afán de lucro y declarado de utilidad pública, en el que nosotros ponemos absolutamente todo y el Estado sólo "pone" aire (el éter, las normas, ...).

No entender la diferencia, y seguir con una actitud limitadora y de desprecio hacia nuestra actividad, sólo augura un mayor distanciamiento entre el mundo real de los radioaficionados y el normativo sobre el papel, más interesado en minimizar la responsabilidad de los empleados públicos que en incentivar la práctica del único pasatiempo técnico-científico y de alcance internacional en su propia esencia.

Es la misma actitud que nos impide ser un país puntero en I+D. Y así nos va...

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